Con la sanción de la Constitución de 1853, se definió la forma de gobierno de la Argentina y las leyes que regirían en el territorio. Pero el país no estaba unificado: entre 1853 y 1860, coexistieron en el territorio dos unidades autónomas: por un lado, la provincia de Buenos Aires, y por otro, la Confederación argentina.
Luego de la batalla de Pavón, en 1861, Buenos Aires se unió a la Confederación. Con un Estado unificado, los gobernantes de entonces quisieron ampliar el territorio y dominar las zonas que hasta ese momento habían sido habitadas por los pueblo aborígenes.
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